Relaciones humanas

Todos necesitamos a gente a nuestro alrededor. Suena muy bien definirnos como independientes, decir q nos valemos perfectamente sin ayuda de nadie, o asegurar que no confiamos en nadie.
Pero yo digo que todo es mentira.
Que todos necesitamos gente a nuestro alrededor. Gente con quien compartir alegrias, a quien contar nuestras penas, alguien que nos anime a tomar decisiones, que nos apoye, que nos riña, que nos ponga en el camino correcto, alguien que simplemente te mire y te sonría cuando te salen las cosas bien y que con una sola mirada te señale que te estás equivocando.

Ya lo dijo Maslow. Después de las necesidades fisiológicas, para las que si que nos valemos solitos (y a veces ni eso, que ahí esta el cocidito de la abuela), todas absolutamente todas las demás necesidades llevan implícita la existencia de, al menos, otra persona.

La seguridad. ¿Quién no fue llorando y corriendo a los brazos de mami o papi cuando venía el hombre del saco?
Necesidades sociales. ¿Te suena eso de querer caerle bien a Menganita, o lo de que Fulanito no te invite al cumple y se te venga el mundo encima?
Autoestima. ¿Quién influye más en el autoestima de una persona que los demás?
Autorrealización. ¿Tiene algún sentido la autorrealización sin alguien a quien restregarle por las narices que conseguimos nuestra meta? O, para que suene mejor, ¿sin alguien con quien compartirlo?

Puede que sea demasiado extremista. Que yo sea demasiado dependiente de mi gente para todo. Pero no tengo queja en absoluto de mi condición. Porque mis alegrías son dobles, o triples, o cuadruples. Mis alegrías son las mías, las de cuando se alegran por mi, las alegrías de los míos, las alegrías de celebrar alegrías.

Y hoy, la mayor alegría que tengo, es tener alguien con quien puedo contar en cada una de las etapas de esa pirámide. En todas.

(sé que contigo tengo más de lo que puedo soñar)
*irmi*