jueves, 29 de diciembre de 2011

ADIÓS, 2011

Como siempre, toca hacer balance a unos pocos días de que se acabe el año.


Este 2011, al cual ya bauticé hace tiempo como el año de las pérdidas, me deja grandes aprendizajes y momentos que se me quedarán grabados por siempre. Aunque no todos buenos.
Empezaré por lo malo, por lo peor, porque así el viento se lo llevará primero, porque pesa como el plomo y oprime un poco.

Una de las peores cosas a las que tocó hacer frente este año es la muerte. Muchas veces me enfrenté a ella este año, y sólo aprendí que la vida es corta, que no sabes cuando llega el final y que hay que aprovecharlo todo al máximo.

Este año se me fue Koko, una parte importantísima de mi vida, 14 años son muchos. Y, aunque haya gente que nunca pueda llegar a entender la importancia que un animalito puede tener en tu vida, me da igual. La pérdida fue tan tremenda que no puedo mirar hacia adelante sin recordarlo, con pena porque ya no está, con alegría porque estuvo. Unos pocos días más tarde se fue la Misi, que aunque al principio no hacíamos buenas migas, llegó a ser una mimosa empedernida, y consiguió que Adri y yo compartiéramos ese dolor terrible de perder a unos compañeros únicos. Siempre estaréis con nosotros.

Después perdimos a mucha gente, como Berta, como Víctor, como Josín, que aunque no fueran familia, ni del todo allegados, me hicieron llorar su ausencia. Sobre todo en casos como el de Josín, cuando la muerte llega mucho antes de lo que nadie espera, el dolor es doble. El aprendizaje también es doble. Aprovecha cada segundo.
También este año lloré la muerte de Monchu. Algo que no esperabamos ya, puesto que todo apuntaba a que mejoraría su suerte.
El caso es que la muerte marcó este 2011. Por eso lo bauticé como el año de las grandes pérdidas.
Algo que tampoco es bueno es una falta a medias. Mi compi no está al cien por cien... no acabará el año de la mejor manera posible. Fue duro saber qué hacer en cada momento, como enfocar toda esta historia, aunque parece que todo puede ir ya por buen camino, aunque ese buen camino sea largo y duro. Espero que todos los aprendizajes posibles de esta historia se los guarde ella.


Creo que es hora de recordar ahora todo lo bueno. Como la llegada de Zarina, como seguir trabajando en lo que me gusta y con vistas al futuro, como seguir alcanzando paso a paso mi meta, como el anuncio de la boda del año 2012, como el gran secreto, como estar rodeada de gente tan buena, de esa que escucha y aprende, como estar titulada como monitora, como seguir avanzando siempre, como la percusión o la guitarra, como seguir con mi piki, en nuestro castillo, como seguir encontrandome, como la buena gente que apareció este año pisando con fuerza, como las cenas, los viajes, las comidas, las pachangas de wii, las del guitar hero, las risas, las canciones, los amigos invisibles, conocer mundo, los cuentos, la familia, los animales, los nuevos retos...

El caso es que, sí, el 2011 fue un año raro en cuanto a balance se refiere, no podría decir ni que fue del todo bueno, ni que fue del todo malo. Simplemente fue un año que ya pasó, un año que se nos acaba. Lo único que me queda es encarar el 2012 con alegría y optimismo, con un par de propósitos secretos, y con la vista al frente y la cabeza ordenada...

Deseo que tengan el mejor 2012 posible, que dentro de un año todos nuestros balances sean más positivos que este, que el fin del mundo nos traiga sorpresas dignas de ser recordadas.

*irmi*

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